Regata Costa Brava – La Peli
Una selección de imágenes de la regata. Una delicia con vientos portantes (y algunas encalmadas, todo hay que decirlo), con la mar siempre plana, puestas de sol y amaneceres de foto.
Una selección de imágenes de la regata. Una delicia con vientos portantes (y algunas encalmadas, todo hay que decirlo), con la mar siempre plana, puestas de sol y amaneceres de foto.
Recién llegado de la I Regata Costa Brava y todavía asimilando las experiencias.
Salimos del Port de Mataró el viernes a las 18h a por una boya de desmarque media milla a barlovento. Al parecer esto se hace siempre para evitar el follón que sería una salida masiva con spinnaker, porque en la salida de una regata los barcos están todos muy juntos y hay una seria de normas de preferencia que todavía no tengo muy claras, pero que la convierten en algo muy táctico. Interesa tomar la mejor posición para cruzar la línea de salida en el momento exacto de inicio de la prueba, pero como el barco no se puede quedar parado, hay que andar calculando bien y evitando a los contrarios. Si a eso le añades lo complicado de maniobrar con spi… tienes la respuesta de por qué las regatas siempre empiezan navegando a barlovento.
En cuanto viramos la boya, izamos spi y tomamos un rumbo paralelo a la costa con un garbí (SW) suave y una mar bastante llana. Conseguimos hacer un rumbo casi directo a 7-8 nudos a base de dejar correr al barco. Una buena parte de la flota se dirige mar adentro en busca de vientos más fuertes mientras nosotros decidimos esperar al terral nocturno a un par de millas de la costa.
Mientras, me encargo de la rueda de reconocimiento para tener a todos los barcos localizados. Se les llama uno por uno y se toma nota de su posición. Es un elemento de seguridad importante en caso de que alguien tenga algún problema.
Al anochecer empezamos a cobrar la inversión en estrategia (crrrling crrling!). Los veleros que van mar adentro cierran el rumbo en nuestra dirección, y los que se han quedado realmente pegados a la costa se quedan sin viento antes que nosotros. Es un espectáculo ver las luces de la costa que se encienden mientras el cielo se apaga, del azul al naranja y del naranja al negro, mientras el Naruto sigue a buen ritmo con el spi trimado sin descanso por Josep, Ave o Manel.
Nueva ronda de reconocimiento a las 24:00, cafetito para abrir bien los ojos y vamos siguiendo la carta en el plotter, porque ya es oscuro del todo y más adelante tenemos las islas Formigues. Un grupo de rocas cerca de la costa con zonas de bajos que hay que evitar. Trasluchamos el spi cuando estamos cerca y modificamos un poco el rumbo para dejar un buen resguardo, que al final no es tanto, el faro que tiene el mayor de los islotes es el más cercano a tierra. El velero Tete que venia detrás varó en una de las rocas sumergidas y tuvo que llamar a Salvamento Marítimo para ser remolcado (Por cierto, actuación impecable de SM que llegó en muy poco tiempo y los remolcó sanos y salvos hasta Palamós)
Aunque disfrutamos de un buen rato de terral, que nos hace colocarnos casi en cabeza, éste termina por desaparecer y nos encontramos al través del faro de cap de Sant Sebastià, navegando a menos de un nudo, empujados por algo de corriente. Es mi turno de dormir y me estiro en mi camarote a eso de las tres de la mañana. A las 4 escucho voces en cubierta. Un grupo de ballenas ha cruzado nuestra proa. Me levanto de un salto y me asomo pero no llego a tiempo. Duermo una hora más y subo a acompañar a Josep que está al timón esperando impaciente al momento en que empiece a soplar algo.
En cuanto amanece. Una brisa empieza a impulsarnos suavemente. Uno, dos, tres nudos… con el mar como una balsa sacamos el máximo rendimiento al poco viento, el catavientos superior de la mayor está tieso… cómo? no es el catavientos, es el sable que se está saliendo de su funda. Hay que decidirse rápido. En cuanto aumente el viento y la vela flamee, se saldrá del todo y caerá al agua. Si la arriamos también, además de que nos pararemos. Así que decidimos que alguien sube al palo, izado con la driza del spi y el amantillo como seguridad y lo intenta colocar. Me toca a mi, claro, y mientras me suben pienso en la foto fantástica que voy a sacar desde arriba. Tengo que sujetarme con una pierna al backstay para llegar arriba por al lado de la baluma de la vela, y aunque abajo no se mueva casi nada, a 15 metros de altura es otra historia, no veas que bandazos. No entiendo como lo hacen los navegantes que suben al palo cuando hay mar formada ¿como consiguen sujetarse?
Total que cuando llego, intento colocar bien el sable, pero la arruga que forma la vela me lo impide, así que lo saco del todo y lo sujeto con una mano mientras me agarro como puedo con la otra al back. Mierda, necesito otro brazo, me he quedado sin foto…
La encalmada de la noche ha vuelto a agrupar todos los barcos, grandes y pequeños. Es como si diesen la salida de nuevo y el acierto en nuestra estrategia se hubiese diluido. En fin, aún queda regata y podemos hacer daño.
Rodeamos las Medas al son de los chillidos de las gaviotas e izamos el spi de nuevo para volver camino de la llegada en Sant Feliu de Guixols. Racha, encalmada, otra racha, otra encalmada… empieza a hacer calor y los ánimos decaen un poco. La mayor parte de la flota se abre hacia el mar buscando más viento. Nueva estrategia, ¿qué hacemos?. Iremos cerca de tierra. No tenemos ninguna garantía de que vaya a subir el viento, y no podemos regalar millas.
La cosa funciona y pasamos entre tierra y las Formigues, ahora es de día y con la carta y lo bien que se ve ahorramos un montón de tiempo. Vamos consultando la carta constantemente porque tan cerca de tierra hay bajos constantemente, pero al final cobramos el premio (crrrling crrling!). Entramos en puerto a eso de las dos de la tarde y tras abarloarnos a otro velero, saltamos directamente al agua, que estaba helada!
Comida, siesta, ducha, cena… vida de puerto 🙂
Entrega de premios, cuatro charlas en la bañera y a dormir que mañana hay otra regata.
El domingo está programada la regata La llosa. Un ida y vuelta a Palamós. Tenemos un viento de levante que nos hace ceñir a rabiar para alcanzar la baliza y la vuelta la hacemos con el spi pequeño. 27 nudos y planeadas de infarto, pero acabamos en muy buena posición. Aprovecho que estoy y me atizo en la espinilla para llevarme un recuerdo de esta regata.
Como el viento está fantástico para volver a Mataró, no nos quedamos a comer en Sant Feliu. Desembarcamos a Ave y su novia y sin detenernos salimos del puerto, izamos mayor y establecemos el record de velocidad del Naruto con sólo mayor izada en 13,7 nudos (Lluis al timón). Yo intento batirlo, pero me queda mucho por aprender. Y aquí estoy, surfeando olas, de vuelta a casa.
Y hace tiempo que no me pregunto ¿Qué he aprendido esta vez? así que allá va.
Nueva experiencia a bordo del Naruto. Esta vez en una regata con viento suave. El viento suave no nos beneficia tanto como a los barcos más pequeños, así que mientras no tomamos arrancada vemos como éstos se alejan.
Para lograr arrancada al principio hay que dejar embolsar un poco el génova, para darle potencia, y a medida que tomamos velocidad, el caña va punteando cada vez más y el trimmer de génova va cazando para aplanarla. Hay que ir vigilando las lanitas que dibujan el sentido de los filetes de aire en el perfil de la vela. Lanitas de barlovento (intradós, en un perfil de ala) caidas, hay que cazar escota. Si se caen las de sotavento (extradós) hay que amollar escota. Todo esto lo voy haciendo siguiendo los consejos de Toni y Josep que me van indicando pacientemente cuando me despisto. Llegando a la primera boya, hemos cedido algún puesto porque el trimmer soy yo y no me entero y porqué hemos elegido el bordo menos favorable, aparte de que el viento suave ayuda más a los veleros ligeros.
El recorrido es triángulo+ceñida en que roló algo el viento y nos permitió izar el spi grande en el tramo de través y mantenerlo en la empopada. El rumbo a la segunda boya no estaba demasiado claro, así que parte de la flota que iba en en cabeza se desvió más de lo necesario regalando metros que nos apresuramos a recoger hasta recuperar una posición mejor. ¡No siempre íbamos a tener mala suerte!
Interesante el pique al llegar a la segunda boya con el Hechicero de Héctor, un magnífico navegante que siempre está arriba en las clasificaciones. Un aplauso al fair play y a la elegancia al cedernos el paso en un cruce en el que tenía la preferencia y que así no nos obligó a hacer un bordo en mal momento; aunque no te pierdas su spinaker que parece patrocinado por la Selección Argentina, che viiiite!
Felicidades también a Edu, que con su LampoRosso nos demostró que las manos hacen mucho
Y como siempre, unas fotos…
El sábado por la noche se celebró la fiesta del 15 aniversario del Velero Onas, con quien estuvimos la semana pasada navegando en compañia de Pere y Marta. Cervezas, risas, la música en directo de Les Enfants de la Patille y la sorpresa de ver que en 15 años se pùeden hacer muchos, muchos amigos. Más de 100 personas se apretaban en la Taverna Marinera (uno de los locales del Port de Badalona) bailando al son de Les Enfants y alguno se bebió alguna cerveza de más sólo para ir a visitar a las camareras 🙂
También sorpresa de encontrarme con gente que no veía hace años y que ¡casualidad! también han navegado en el Onas y me han contado experiencias muy interesantes. ¡¡No se si podré esperarme a septiembre!!
Y hablando de fiestas, el sábado que viene tenemos bbq de Narutripus… esto de navegar es más intenso de lo que pensaba!
Algunas fotos:
Martes de navegación saliendo del puerto de Badalona. Alguna ventaja tenía que tener ser autónomo… 🙂
Objetivo: conocer el que será nuestro barco la primera quincena de septiembre de Roma a Mahón. Quince días de travesías, calas corsas, exploración de las islas, relax, más travesías.
Toni, el patrón, se ha pegado media vida navegando, aquí y allá. Mediterráneo, Caribe, varias travesías del atlántico. Parece que el catálogo de anécdotas puede ser extenso. De momento me pasaré el sábado por el puerto, que hay una fiesta a la que están invitados todos los amigos y personas que han navegado en este velero.
Aprender y pasarlo bien, ese es el objetivo. Y para eso nos hemos juntado con Pere, a quien conocimos en un PER a bordo el año pasado y que también siente el mar en las venas. Pere vino con Marta, su mujer, que no había navegado a vela nunca y ya tenía curiosidad.
Mar, viento, risas, y unos macarrones a la carbonara que supieron a gloria (el secreto está en cortar bien la cebolla ). Pero lo mejor, lo mejor de todo, navegar un martes 🙂
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